El paréntesis en el título y la clasificación de este relato en la categoría Ficción, son una medida de resguardo ante el poco probable evento de que la innombrable lea este artículo. En cualquier caso, quiero que quede claro que lo estoy escribiendo en mi casa y en mi tiempo libre, que conste que no estoy usando el PC y la electricidad de la oficina, y que si me demoro en escribirlo es culpa de los llamados telefónicos, de la secretaria y de las interrupciones de los colegas que quieren que nos reunamos a cubicar el proyecto nuevo.
estupidez eventual falta de criterio al hecho que sea mujer. Es más, pienso que es algo muy particular de ella, alguna falla neurológica o de quizás que misterioso origen en el fondo de su psiquis, porque no se explica de otra forma. Incluso, si hubiese sido hombre habría sido igual de bruta intelectualmente infradotada. De partida y lo más curioso es que no es tonta en el sentido tradicional, ella es tonta una singularidad en el sentido más profundo y difícil de explicar. Es tonta profesional, tonta pilla, se hace la tonta, no sé, reconozco que tiene conocimientos y ciertas habilidades sociales, pero igual es internamente tonta.
la cresta de la loma algún remoto y fantástico lugar (fantástico de fantasía e irreal, no fantástico de regio, estupendo).
Claro, hay que reconocer que mi trato es especialmente apático y mi opinión está sesgada por un problema que tuvimos hace un par de años. Un problema netamente laboral que curiosamente se desencadenó por una coincidencia de opiniones, creo que fue la única vez que hemos pensado lo mismo; cada uno de nosotros pensaba que el otro era un incompetente (yo todavía lo sigo pensando).
Por supuesto que el que salió perdiendo fui yo, de ahí el resentimiento hasta la fecha. Con que gusto la hubiese mandado a buena parte, pero tuve que tragármelas no más. En fin, si supieran como me regocijaba después, imaginando distintas formas de venganza. Aunque con la sobre carga de trabajo que me gané, nunca tuve tiempo para conseguir el explosivo plástico que ofrecían en deremate.com, el que iba a poner en el furgón que llevaba sus hijos al colegio. Tampoco se me dio la ocasión de reemplazarle las gotas de colirio por ácido clorhídrico.
En fin no pierdo las esperanzas de cobrar mi revancha, el mundo da vueltas y la venganza se saborea mejor fría. Ideas no me faltan, sólo necesito la ocasión de implementarlas sin dejar pistas. Esta noche quizás, no sé, pero si tengo éxito conocerán a mi jefa en las noticias de mañana.
(Nota: La imagen que ilustra el relato es conocida por todos. Jack Nicholson personificando al psicópata de la película El Resplandor de Stanley Kubrick)
4 comentarios:
Muy bueno y se entiende perfectamente ¿Será que todos en algún momento trágico e inevitable de nuestras vidas nos topamos con los mismos casos?
Tres cosas:
1. Para tu venganza ten la precaución de no contratar al Yutronic
2. En Chile estamos rodeados de esos incompetentes e ineptos
3. Te tengo muy malas noticias: tu jefa te ama
Saludos
Jefes, jefes, jefes...porque será que uno siempre se topa con a lo menos un jefe saco de wea en la vida...el que tuve yo creo que fue el más..que te puedo decir.-
Cuídate.-
Con solo leer el punto tres de Federico, el personaje experimentaría escalofríos en la espalda, pero utilizaría la situación para hacer sufrir y romperle el corazón a la susodicha. Ergo, no serían tan malas noticias para él. ¿Para mi?, puuufff, prefiero ni pensarlo. Por suerte esto es ficción no más ... ¿o no?
Saludos, gracias por los comentarios.
Toda ficción está, ineludiblemente, sustentada en la más contundente realidad.
Saludos
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